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Embarazo y Anemia (Parte I)

3 August, 2009

Con el embarazo aparecen una serie de cambios en el metabolismo de la mujer que implican un aumento de las necesidades nutricionales para cumplir con las demandas del bebé que se está formando. En muchos casos incluso es necesario la incorporación de suplementos porque la alimentación no es suficiente.
Dos millones de personas en todo el mundo, es decir, el 30% de la población, padecen anemia, siendo la causa principal  la falta de hierro o ferropenia. Por lo tanto, constituye una de las enfermedades nutricionales de mayor magnitud a nivel global.
La anemia es la complicación hematológica más frecuente en el embarazo y se asocia con una alta tasa de parto prematuro, bajo peso del bebé al nacer y una alta mortalidad peri natal. Supone un embarazo de riesgo caracterizado por un sufrimiento fetal importante.
La falta de aporte de oxígeno a los tejidos del bebé se traduce en problemas de retraso del crecimiento. El niño nacido de una madre anémica tiene mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad durante el primer año de vida, período en el que necesitan grandes cantidades de hierro y es de vital importancia la reserva elaborada durante la gestación. En dicha etapa, perjudica su desarrollo mental, psicomotor, siendo irreversible el daño ocasionado. En caso de anemia materna leve, la naturaleza protege al bebé de sus efectos, pero quien padece sus consecuencias es la madre. Por dicho motivo, debe prevenirse y tratarse adecuadamente para evitar futuros problemas.
Durante el embarazo, el volumen de sangre se ve incrementado en forma considerable y el bebé consume todo el hierro que necesita para crecer y desarrollarse. En consecuencia, la alimentación no alcanza para producir suficiente hierro y hemoglobina para ambos. Asimismo, se producen una serie de cambios en el metabolismo de la mujer que suponen un aumento de las necesidades nutricionales para satisfacer las demandas del bebé. Si en el embarazo se presentan vómitos frecuentes, el riesgo de padecer anemia es mayor al igual que si se ha tenido otros embarazos, o muy seguidos, o menstruaciones abundantes. Más concretamente, lo que ocurre es la elevación progresiva de sangre circulante a expensas del plasma. Esto comienza alrededor de la décima semana de gestación y se extiende hasta la semana 30 a 34. Como el número de glóbulos rojos no alcanza para compensar la mayor cantidad de sangre, será necesario recurrir a las reservas de hierro para producir hemoglobina y promover la formación de nuevos glóbulos rojos. Si se carece de tales reservas, aparece la anemia. Continúa…

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